CONTRA LAS PATALETAS


La frustración y la necesidad de atraer tu atención son las causas principales de las pataletas. Enséñale a autocontrolarse.A la exasperación de no lograr que el niño se controle y la vergüenza ante las miradas recriminatorias de quienes presencian su ‘show’, se suma la frustración de sentirte impotente para controlar la situación y la ofuscación de no saber qué más hacer para ponerle fin a la pataleta o berrinche de tu hijo.
Por esto, los berrinches o pataletas son casi una tortura para la mayoría de los padres. Y aunque no parezca, tales estallidos de rabia o dolor son también molestos para los protagonistas, es decir, los niños entre 1 y 5 años de edad.
Hay dos razones para las pataletas que debes distinguir con claridad, porque tu respuesta debe ser diferente en cada caso.
Expresa una frustración
Algunos niños, que por su temperamento son intensos en la forma de manifestar las emociones, son incapaces de expresar sus sentimientos con palabras o exteriorizar de una manera menos dramática la profunda frustración que sienten ante la incapacidad de hacer o lograr algo que desean, por ello explotan con una pataleta.
Cuando esto ocurre, lo mejor que puedes hacer es dejarlo llorar cuanto quiera para que exprese así su disgusto, luego aléjate de él y mantén la calma. Con frecuencia, cuando intentas consolar a un pequeño que grita y llora sin consuelo, agravas la situación.
Mientras que el niño no se haga daño a sí mismo ni a los demás, es mejor dejarlo solo. Y cuando esté calmado, abrázalo y consuélalo diciéndole, por ejemplo: ¿es difícil no poder hacer algo que deseamos, verdad?
Hay padres que no toleran, por ningún motivo, que sus hijos lloren desesperadamente, aunque ellos hagan lo mismo. Su reacción inmediata es darle una palmada o castigarlo por llorar o gritar de esa forma. Precisamente, una de las razones por la que algunos niños expresan sus emociones por medio de pataletas es porque aprendieron a hacerlo a través del modelo sus padres, quienes –a su vez– manejan sus disgustos con manipulaciones escandalosas o violentas.
Golpear o castigar a los niños para que controlen su histeria trae resultados inmediatos, pues el niño aparentemente se calma, pero lo que ocurre en realidad es que reprime sus emociones por miedo al maltrato.
Sin embargo, en su interior las dificultades crecen porque a sus sentimientos de disgusto y frustración, se suman la rabia y la humillación que siente por haber sido atacado. Además, cuando se rechaza y castiga a un niño por expresar lo que siente se le enseña a no hacerlo, así tal vez tendrá dificultades para manifestar sus sentimientos en sus relaciones afectivas o podría caer en la depresión, la apatía o la neurosis.
Aceptar sus sentimientos no es aprobar su comportamiento. Desde luego que tenemos todo el derecho y el deber de ponerle límite a la forma en que se expresa, impedir que haga daños (como romper y tirar objetos), que nos ofenda o que se lastime a alguien o a sí mismo. Es decir, debes permitirle que llore todo lo que quiera, pero no que injurie ni perjudique.
En ese momento lo que tu hijo necesita es la asistencia constructiva de sus padres: que lo escuches con atención y empatía, y que lo ayudes a dirigir su conducta hacia formas de expresión más positivas. Cuando el niño se siente comprendido y aceptado, queda libre para buscar opciones más efectivas que le permitan manejar mejor sus emociones en otras oportunidades.
Llamar la atención
Cada vez más niños hacen pataletas o berrinches para llamar la atención de sus padres o forzarlos a ceder a sus caprichos o demandas, es decir, para manipularlos.
En esta situación, la actitud o respuesta más apropiada es ignorarlo tanto como sea posible. Cuando le prestas atención e intentas controlarlo o razonar con él, te involucras en una batalla que por lo general termina con un gran disgusto para ambos y culmina cuando uno de los dos cede ante las exigencias del otro.
El niño aprende que, de esta manera, puede lograr lo que se propone, así que lo hará cuando se le antoje algo que sus padres se niegan a concederle.
Ante todo: calma
Para que te controles y no pelees o grites a la par con el niño, apártate del lugar donde él hace su espectáculo; esto es fácil si estás en tu casa, pero si estás en un sitio público o de visita, lo mejor es retirar al niño en forma firme y tranquila, sin pelearle, para que se calme. Esto tal vez implique regresar a casa.
Esta clase de pataletas son más frecuentes entre niños cuyos padres les brindan demasiada atención. Si le das gusto en todo, después no aceptará una negativa y recurrirá a lo que sea, por lo general una pataleta, hasta que se haga su voluntad.
Recuerda que si complaces a tu hijo en todos sus caprichos, no estableces las normas de comportamiento necesarias para disciplinarlo y él no aprenderá a dominar sus impulsos y deseos.
Además, una madre ‘servicial en exceso’ no promueve el desarrollo de la independencia ni de la autonomía indispensables para la formación y la estabilidad de su hijo.
Recuerda que, más importante que ver a tu hijo sonriente a todas horas, es dotarlo con las herramientas y actitudes adecuadas para que sea feliz. Y entre las cualidades indispensables para vivir satisfechos y a gusto, figuran en primer lugar la disciplina y el autocontrol.
Evita las pataletas
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